Ahora que lo estamos empezando a fiar todo a la IA, nos encontramos, y más yo; un hombre de 58, que siempre me he considerado un gran especialista en dar placer con mi lengua. Veo que aparecen multitud de juguetes tipo satisfayer, que nos ayudan a obtener diferentes tipos de clímax. Pero donde esté una lengua bien entrenada, perversa y libidinosa, lo demás sólo ayudará, pues el calor que transmite mi lengua no es comparable.
Mientras acaricio con las yemas de mis dedos tu nuca y mis labios rozan suavemente los tuyos, doy algún pequeño mordisco sensual e inocente sobre tu labio inferior. Sigo acariciando tu nuca y bajando mis caricias a tu hombros a la vez que los roces a tu labios se intensifican, noto tus pezones como astas de Miura que propugnan por escapar pero que piden que los succione como si fuese a sacar leche o calostro.
Los chupo y y otra vez y cuanta más intensidad y pasión pongo, noto que vas abriendo tus bellas piernas y mi lengua abandona estos pezones que mis dedos volverán acariciar. Bajaré por tu vientre y me introduciré entre tus muslos, chupando y mordisqueando, embriagándome de tu aroma.
Con mis dedos rozaré tu coño y te ayudaré a que habrás más las piernas para depositar mi lengua en tu flor, presionaré tus labios y me abriré paso desde abajo hacía arriba depositándola en la base de tú clítoris; que presionaré delicadamente pero con firmeza hacía arriba para envolver tu capuchón....repitiendo la acción una y otra vez, hasta que empieza ha destilar zumo y tu corrida es inminente. Te llevaré a contar estrellitas orgasmo tras orgasmo. Un saludo desde Mallorca de un enamorado del coño.
