Con licencia para coger

Hace algunos años mientras me formaba como psicologo conocí a Marcela, una mujer de unos 36 años de edad, piel blanca, ojos verdes enormes, cabello rojo encendido, totalmente lizo y unas caderas desbordantes que anunciaban la presencia de un par de nalgas de premio que se llevaron de manera inevitable toda mi atención.


De inmediato sentí ese vigor inevitable, se me puso dura al verla, así que decidí rapidamente buscar la manera de acercarme.


Justo en una actividad grupal le pude conocer. Nunca olvidaré esa mirada, cuando vi sus ojos, su manera de sonreír y sus comentarios cargados de picardía,, supe de inmediato que estaba tratando con una bomba sexual encubierta. De modo que continúe explorando divirtiéndome un poco, haciéndola reír y al poco tiempo me hizo saber que era una mujer casada y que su marido la esperaba en casa.


Bueno me confieso, a mi estas cosas me excitan, estos temas de infidelidades me ponen muy arrecho y de inmediato solo pude pensar en verlos coger, en poder observar como el marido se la cogería esta noche, en como se vería su carita mientras la penetraban, o en como sonarían sus gemidos.. dios que rico.

Entonces decidí invitarla a un café, la verdad sabía que yo también le gustaba así que empezamos a conversar para conocernos, yo no dejaba de verle la boca y las tetas... ella también miraba mi boca, súper descarada, me encanta que sea tan picara, y yo soy un jodido pervertido al que le encanta culiar, así que aproveché un silencio incomodo fruto del coqueteo, me puse muy cerca de su boca a unos 5 centimetros, pude notar como sus labios querían rosar los míos, y los latidos de su corazón se hicieron evidentes a través de su blusa, así que le dije lo primero que se me ocurrió al ver esa mirada consentida... "esta noche cuando te cojas a tu esposo, vas a pensar en este momento" ella me mando la mano a la pierna y se mordió los labios... y solo dijo "que rico" apartando la mirada y respirando profundo.


Ese día cada quien se fue para su casa, yo con la verga llena y ella con el coñito empapado...


La cosa quedó hasta ahí, hasta el día maravilloso en que se contactó conmigo...


Me dijo que le gustaría verme, que como me sentía para unos vinos y una buena conversa, yo la verdad soy un chico fácil con la gente que me gusta así que no tardé en decirle que si, que contará con mi presencia en su casa.

Ese día... Llegué justo a la hora con una botella de vino en la mano, y una cajita de condones en el bolsillo, yo iba a por todas, Toc toc, golpeo la puerta, siento su presencia del otro lado, seguido, abre la puerta una diosa exquisita, vestida con deliciosa lencería de encaje, tacones, malditamente hermosa, pude ver esas piernas gruesas tonificadas, un tatuaje en su abdomen y sus deliciosas tetas bien expuestas sobre su atuendo. Luego de quedarme absorto mirandola por unos segundos ella me toma de la mano mira hacía todos lados y me dice "sigue!", yo ya sabía de que iba todo esto así que de inmediato posé una de mis manos sobre sus deliciosas caderas y le dije en el "oido estás sola?" a lo que ella se devuelve hacía a mi, mirándome a los ojos se acerca a mi boca a unos escasos 5 centimetros, y me dice: "no he dejado de pensar en ese momento" acto seguido.. acaricia mis labios con su lengua, haciendome sentir un relampago que bajó desde mis labios hasta la punta de mi pene. literalmente sentí como se desenfundó mi espada como por arte de magia.

Ella decide poner mis manos sobre sus caderas, ohh dios, que placer para mis manos deleitarme tanteando semejante pedazo de universo, perfectamente perfumada, sentía el aire de su piel reventándome todos los sentidos. Aproveché ese instante para rosar mi pene contra sus esplendidas nalgas bien adornadas con lencería, informándole de esta manera que me sentía absolutamente exitado, esa verga se me puso deliciosa, ella empieza a moverme la verga con las nalgas al punto de dejarme a tope, acto del que ella se percata, decide darse vuelta sentarse y empezar a buscar entre mi cremallera... como pude dejé la copa sobre una mesa y me saqué la verga que ya estaba lista para degustar.

De repente escucho un extraño ruido que dirigió mi mirada hacía una de las puertas, no estaba seguro pero me pareció escuchar como alguién estuviera allí, Marce se da cuenta de esto y mientras me propinaba una deliciosa paja, con una gota de saliva que se desprendía de mi glande hasta la punta de su boca, me mira y me dice... Es mi marido, le excita verme coger... (Comenta para leer la siguiente parte)

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