Parte del placer que encuentro al ser dueño, amo y propietario de mi sumisa es la obediencia, es un proceso de aprendizaje que logre ser obediente más allá de lo sexual en su comportamiento cotidiano, que sepa referirse a mí con sumisión y respeto, que sepa su lugar de sumisa y que aprenda a ser feliz al saberse propiedad de su dueño