Un fin de semana cualquiera. Salida de copas con los amigos. No resultaba extraño que se nls acoplara gente nueva y esta ocasión no era diferente.
Dos chicas de unos 37 o 38 años vinieron por parte de una de nuestras colegas. Una rubia bajita con un culo muy sexy y ojos castaños y una morena muy alta de ojos verdes, labios carnosos y unas piernas larguísimas, que acompañaban a su estatura.
Estábamos en un bar grande del centro y ese día había fútbol, ppr lo que estaba bastante vacío.
La noche transcurrió, como siempre muy divertida. Sin embargo nuestras nuevas amigas debieron discutir y la rubia se marchó a la francesa.
La otra permaneció con nosotros, pero yabsu cara y su gesto se tornaron grises. Pensé que fue una discusión de pareja.
A las 3 de la mañana estábamos en plena efervescencia riendo y bailando. Nuestra amiga parecía un zombi, copa en mano que renovaba cada poco y bailando costantemente. El sudor en su cuerpo parecía hacerla brillar.
En un momento dado, no recuerdo la hora desapareció sin más, pensé que igual que su colega.
Tras apurar mi copa fui al baño que estaba en la planta de abajo. Eran enormes y el de mujeres parecía averiado, incluso salía algo de agua en el suelo.
Entre y estaba sólo, como casi todo el bar, menos nuestro ruidiso grupo. Había urinarios y también retretes, por lo que preferí la intimidad. De las 2 puertas la primera estaba cerrada y la segunda no, así que fui directo. Al pasar por delante de la primera vi que no estaba cerrada del todo y de hecho vi movimiento, pero me extrañó. Mi curiosidad pudo más que yo y empujé la puerta 1 centímetro. Los ojos se me abrieron de par en par. Me costó varios segundos centrarme en lobque estaba viendo, pero poco a poco fui consciente de ello. Lo que tenía más cerca de la apertura de la puerta era el inicio de una larguísima pierna, que apoyaba en el marco de la puerta, más adentro, mi solitaria amiga se había bajado el tanga y subido su falda y estaba como si en un parto se tratase, con una pierna en cada lado del cubículo mientras sentada en la taza, apoyaba su cabeza hacia atrás en la pared y se masturbaba como si no hubiese un mañana...
Una vulva depilada y sonrosada que acariciaba sin cesar, se intuía cómo penetraba ligeramente con su dedo corazón. Miré a todos lados, no sé si buscando cámaras ocultas o salvaguardando a mi amiga de que apareciese alguien, porque no quería que acabase la escena.
Noté como mi verga apretaba mi pantalón pidiendo guerra y no dudé en soltar el cinturón. Juraría que ella oyó la hebilla por un ligero movimiento de sua cejas, pero no parò su ejercicio.
Saqué el rabo y comencé a masturbarme ante tan bella escena. La vena de mi miembro estaba ya como un boli BIC cuando ella aceleró el ritmo, se apretó los pechos y lamiò sus dedos en lo que parecía más un gesto de saborear su flujo que de ayudar a lubricar. Igual que al bailar su sudor hacía más bella su piel aún.
Sin darme cuenta me había acoplado al ritmo de mi amiga observada y mi excitacion se sincronizo igualmente. No pude contener un pequeño suspiro cuando mi leche salió disparada contra la puerta y chorreó hasta el suelo. Inconscientemente tapè mi bocabe intenté guardar la verga sin hacer ruido alguno. Mi amiga no tuvo ese detalleby explotó en un gemido de placer que me dio la pista de su clímax.
Lo último que vi fue su boca abierta y sus labios húmedos.
