Quizás ser conserje no es tan mal trabajo después de todo.

Hace poco comencé a trabajar en este lugar, sin ningún tipo de experiencia anterior, pero con arduas ganas de trabajar duro. 69 casas bajo mi cuidado (Qué número tan curioso y placentero a la vez).

Dejando a un lado las bromas quedé sorprendido al descubrir que puedes encontrar todo tipo de gente en este sitio. Incluso todo tipo de cuerpos, cada uno con su peculiaridad. Hay demasiado por donde escoger, desde jóvenes, maduras, Milfs y hasta Suggar Mommy. Ninguna se queda atrás. Seguramente haya tenido una y mil fantasías durante mi horario laboral y como no, si verlas pasar con sus trajes ajustados y minifaldas, tops y escotes de los que no puedes apartar la vista, notar con algunas no llevan ropa interior debajo de su leggins o que se pueda apreciar el encaje. Sentí que pertenecía a ese lugar. Todas siempre fueron muy atentas conmigo, dejaban regalos sobre mi escritorio o recados cuando nos cruzábamos.

Una noche mis fantasías decidieron oírme y volverse realidad. Turno nocturno, cerca de las 11 pm, todo estaba tranquilo, pocos ruidos y la mayoría de residentes durmiendo. Mi mente ya pensaba en como matar el tiempo hasta las 6 am. De pronto tocan a la puerta de mi oficina, me levanto intrigado y la recibo, era mi jefa, vestía una bata que cubría 3/4 de su cuerpo, solamente dejando a relucir sus medias de encaje y tacones altos (Se veía demasiado radiante). Casi me doblaba la edad, pero seguía siendo una Diosa.

La noche era fría y la invité a pasar a mi oficina. Le pregunté si estaba todo en orden o si necesitaba ayuda en algo, ella negó con la cabeza y solamente dijo que se siente frustrada, hoy es su cumpleaños y deseaba pasar una noche con su esposo y el "muy bastardo se quedó dormido en cuanto llegó a casa" (Eso, dicho por sus propias palabras). Sentí su dolor y su frustración, me acerqué un poco más a ella para abrazarla y consolarla de alguna manera, y en un abrir y cerrar de ojos ella se abalanza sobre mí robándome el aliento. Rápidamente, me dejé llevar por mis impulsos, la subí a mis brazos y la apoyé sobre mi escritorio mientras seguía comiéndole la boca y se escapaban gemidos de parte de ambos.

La ventana detrás de ella daba justamente a la calle principal del condominio, era tarde, pero no podíamos arriesgarnos a ese extremo, rápidamente la escondí debajo de mi escritorio y comenzó a desabrochar mi pantalón, sacando mi miembro y llevándoselo a la boca. ¡Oh Dios! Su boca parecía bendecida para dar sexo oral, ella fue la que más pudo tragar mi miembro, pero lamentablemente le faltó poco para que entrara por completo. Esa perra me estaba haciendo enloquecer con su boca y no podía esperar más.

Tomé su mano y la llevé hasta mi baño personal, donde al fin pude quitar su bata y apreciar su maravilloso cuerpo, vestía un hermoso conjunto de lencería burdeos y al verlo fue mi fin. Rápidamente, la puse contra la pared y me agaché con ansias de comer su coño y culo, agarré sus nalgas y me llevé una gran sorpresa al separarlas, en su coño llevaba un vibrador y en su culo un plug (Diablos, sí que era una mujer decidida). Acto seguido quité su vibrador, metí mis dedos y le comí el coño, a este punto todo estaba demasiado húmedo y lubricado, y sus gemidos fueron la guinda del pastel.

Sin más tiempo que perder, introduje mi miembro en su coño y comencé a embestir mientras su rostro estaba apoyado en la pared y oía la hermosa combinación de sonidos entre sus gemidos y el rebotar de sus glúteos.

Pude sentir como se corría cuando apretó fuerte mi miembro dentro de ella. Entre gemidos la escuché decir que quería tragarse mi esperma y sin perder el tiempo recogí su cabello, la acerqué a mi cadera y con el mínimo roce de su lengua con mi glande, explote dentro de su garganta. No pude evitar soltar un gran gemido en ese instante.

Ella me mira mientras saboreaba su recompensa y muerde sus labios. Sabía que esto no acabaría aquí...

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